12 enero 2020

Centro y sur de Sri Lanka

Después de mucho sol y calor en las playitas de Arugam Bay, Batticaloa y Trincomalee, nos hemos venido a pasar tres días a Ella, en las montañas, donde se está mucho más fresquito. Seguramente por eso, los ingleses eligieron esta zona para instalarse y montar sus plantaciones de té. Ella tiene un paisaje verdísimo y con colinas cubiertas de plantas de té. Aquí tenéis el famoso puente de los Nine Arch Bridge.





Cuando los británicos estuvieron en Sri Lanka construyeron las vías del tren. No se han construido nuevas líneas hasta hoy (se supone que este año se podrá usar el nuevo tramo). Aquí, la estación de Happutale, un pueblecito en medio de las montañas al que fuimos a pasar el rato. La gente camina por las vías para ir de un sitio a otro. Y una dentro del tren.


Ella, es muy turística y hay muchos alojamientos. Nos quedamos en una guesthouse que estaba muy bien. Aquí la prueba del estrés de Mara esos días. También fue uno de esos momentos donde se puede cortar uno el pelo con tranquilidad!



En nuestra caminata a Little Adam´s Peak, conocimos a estas señoras que recogen la hojas de té y Mara les dió una lección. Hubo algún momento difícil, pero tenía que aprovechar. También aprendimos mucho de la peligrosa relación entre los drones y las abejas...




En la fábrica de té negro Uva Halpewatte Tea Factory nos explicaron que la producción de té es un negocio muy femenino puesto que las recolectoras siempre son mujeres y necesitan recoger al menos 15kg de hojas de té diarios para ganarse un sueldo, pero que algunas recogen mucho más (y eso que sólo recogen las puntas tiernas de la planta) Aprendimos el proceso de producción de té y cómo producen el que cumple el estándard de exportación y el resto se lo quedan para consumo local.


Como no podía ser menos en Ella, fuimos a uno de los muchos cursos de cocina; en este caso, al curso de Priya. Estuvo muy bien, aunque a ratos sin luz, pero hicimos dahl, curry de calabaza, de piña, de remolacha, de judía verde, sambol de coco, y lo acompañamos con rotti de coco, popodams y arroz. Lo hicimos muy bien porque nos quedó una cena deliciosa y la experiencia fue muy buena. Aquí abajo la cocinera jefa limpiando un coco para sacar la leche de coco con la típica máquina que tenemos todos en la cocina.



Antes de terminar la sección de Ella, un consejo: si te quedas a dormir, que sea lejitos del templo, que se ponen a rezar a horas intempestuosas y con el altavoz a tope!

De Ella nos fuimos a un pueblo al sur llamado Tissamaharama (Tissa) que nos serviría de base para visitar el parque nacional de Yala y la meca religiosa hinduista de Kataragama. Nuestro hotelito en Tissa era bastante rural, de hecho Mara tuvo algún encontronazo con bueyes de agua. Y en la visita a Kataragama, nos perdimos por poco una festividad muy bonita (se llama el día Poya) pero pudimos ver este elefante, que nos hablaba.











Hicimos un safari por Yala que valió mucho la pena. Son muchas horas de jeep y te levantas muy prontito (como a las 4 de la mañana) para estar en la puerta ya cuando abren, a las 6. Vimos bastantes animalitos como bueyes, cocodrilos, gacelas, mongooses (que no sé cómo se dirá en espanish), elefantes y el highlight que todos buscan, el leopardo. Aquí lo tenéis, subiendo a un arbol. Lo más curioso son los agolpamientos que se producen entre todos los jeeps cuando se ve un leopardo. Este es el atasco del momento.















Y aquí un elefantito bebiendo agua


Después del duro día de safari, necesitábamos algo diferente, algo como... playita. Así que nos fuimos al sur, por donde decían que pasaba el monzón. Este es el bus (y nuestras maletas) en el que nos fuimos a Mirissa, un agradable pueblecito playero.


Como se puede ver en la foto, no eran los días más soleados del viaje, pero a pesar de algunas lluvias, pudimos disfrutar de la playa y de los murciélagos más grandes que habíamos visto en nuestras vidas. Im-presionantes! 


Y desupés de recuperar el tono playero decidimos hacer una parada en Galle, una antigua ciudad colonial, holandesa y británica que tiene el casco histórico rodeado de mar y una muralla. La zona es muy bonita y está todo decorado para que los turistas no escapen. Las tienditas de souvenir no faltan y hay muy buenos restaurantes que los locales no se pueden permitir. 


En Galle decidimos darnos un lujo con el hotel. Vimos un descuento en el hotel Le Grand Galle y payá que nos fuimos. Aquí las pruebas





El desayuno espléndido y la taza de váter japonesa que se abría sola y tenía ruiditos, puntos extra. Después de 3 días, ya estaba terminando el viaje srilankés, tocaba volver al aeropuerto y lo hicimos en tren, que decían que merecía la pena el viaje. Ya os puedo decir que, aparte de ir las 3 horas y media de pie, el viaje en tren no merece la pena. Cosas que se aprenden viajando :)


Pasamos de puntillas por Colombo porque nos quedamos a dormir en Negombo, donde está el aeropuerto. Parece ser que Colombo no es la ciudad más agradable para dormir, pero ya os podemos decir que Negombo tampoco! De todas formas, ya teníamos la mente en el siguiente destino... Maldivas!

No hay comentarios: