30 noviembre 2011

San Pedro La Laguna

Al este del país se encuentra el lago Atitlán, rodeado de montañas, pueblos y 3 volcanes: Atitlán, Tolomán y San Pedro. Antes de llegar el conductor hizo una paradita técnica para que echáramos un vistazo a las vistas desde la carretera. Ahí se habla sobre todo tzutujil (el idioma local) y un español un poco raro. Digo raro porque los indígenas no lo hablan del todo bien y los guiris tampoco. En tzutujil usan los números hasta el 5 y a partir de ahí en español, porque en tzutujil son muy complicados


El primer pueblo que visité fue San Pedro, de unos 10mil habitantes (arriba en la foto, al amanecer), aunque la zona más bonita (donde se alojan los extranjeros) es bastante pequeña y está llena de tienditas. Aquí abajo se puede ver la calle principal, y una camioneta local. Estos autobuses se compran en subastas a Estados Unidos, cuando ahí los jubilan como autobuses escolares. Llegan a Guatemala y los pintan y tunean de mil formas y colores. En la foto también se ve a un japonés que decidió venirse a vivir, y está pintando su nuevo kiosko de teriyaki.



Lo primero que hice fue subir el volcán San Pedro, de 3000m para ver el amanecer desde el cráter. Lo malo es empezar a las 5h30 de la mañana, pero la recompensa son vistas de todo el lago. Aquí está nuestro guía haciendo un poco el mono


Y aquí abajo la placita del pueblo y unas tumbas del cementerio, que me parecieron interesantes. La compra un bloque como este, y cuando se van muriendo se les pone a todos juntitos.



El segundo día subí con Amélie, una chica francesa del hostal y el mismo guía a una montaña llamada nariz del indio. El paseo es mucho más fácil porque se hace la mitad del camino en camioneta y sólo hay que subir un poco. 




Pequeño inciso sobre los medios de transporte: las camionetas son conocidas por lo llenas que van, con niños llorando, señores haciendo la mudanza y señoras llevando los pollos de un pueblo a otro. Pero creo que lo que nos pasó ese domingo era un poco exagerado. El cobrador iba por encima de la gente, y yo me sentía como un sandwich de queso. Me ahorro decir cómo salimos de ahí!



Al volver, tuctuc, que aquí son tuneados al máximo. Este que nos tocó tenía el suyo muy bonito, como siempre, con bonitas palabras al Señor y en este caso con 12 espejos, que nunca se sabe de dónde pueden venir los malos


Pasé algunas tardes en un espectacular chill out llamado Zoola, y alguna que otra noche tomando unas cervezas con los personajes locales



Un día el chico que trabaja en el albergue me acompañó paseando al pueblo de al lado, San Juan, donde tienen una iglesia con doble fachada, la nueva y la vieja. Y unas casas hundidas, porque el nivel del lago está subiendo a tope. Dicen los viejos del lugar que lo hace en ciclos de 60 años. La foto de la izquierda es el puerto de San Pedro, donde se cogen los barcos para moverse por el lago.




El capítulo de curiosidades podría ser larguísimo, pero lo voy a resumir al tema Madrid-Barça, ya que juegan mañana. Están OBSESIONADOS con el fútblol español. En clase, la semana del clásico puede vestirse la mitad de los alumnos con la camiseta del Madrid y la otra mitad con la del Barça (sobre todo de blaugrana, todo hay que decirlo). Los tuctucs son casi monotemáticos, y hasta venden más camisetas de estos equipos que de los equipos locales (que los he buscado concienzudamente)





Próxima parada: Panajachel y San Marcos la Laguna!

29 noviembre 2011

Semuc Champey

Ya tocaba salir de Antigua. Ocho horas de bus hacia el norte con una australiana y un canadiense del hostal para llegar a Lanquín, que es la localidad más cercana a Semuc Champey. Enclave natural, donde un precioso río se hunde debajo de la tierra y crea formaciones rocosas poco frecuentes. Me recordó mucho a la Chapada Diamantina, en Brasil. El viaje era muy corto: 8 horas de ida, otras 8 de vuelta para estar un día completo en este monumento natural, pero vale mucho la pena. Este es el paisaje serrano que se ve de camino.


Al llegar, un albergue rústico y muy bonito. Las habitaciones, muy básicas, pero el río pasaba justo al lado y había una sauna muy compatible con unas cervezas vespertinas. Por la noche se juntaba a todo el mundo en un único restaurante con un plato masivo de comida variada: desde tortillas de maíz hasta chop suey. He aquí a la pequeña modelo australiana, con un modelito primavera-verano.


A las 8 de la mañana nos empacan cual ovejitas en un camión para llevarnos por una sinuosa carretera llena de baches, durante casi una hora para llegar a la entrada de una cueva. No tengo fotos de esta parte, porque no quería probar el aguante de mi cámara bajo el agua (non waterproof). Al entrar los guías dan una vela a cada uno para que se apañe en la oscuridad absoluta.





Durante unos 40 minutos, entras unos 300m dentro de la cueva con estalactitas y estalagmitas gigantescas. Hay un salto de 3 metros en una poza, agujeros pequeñitos y oscuros por donde da bastante miedo pasar o alguna cuerda preparada para subir una cascada a contracorriente. Recomiendo los zapatos cerrados para esta actividad, porque las piedras de los bordes de la cueva son afiladas (y la mitad del tiempo se va nadando y con la vela en los dientes). Varias personas salieron con raspones de ahí. La foto de la izquierda la he robado de otro blog, para que veáis que la cosa da miedito.


Después de la aventura de la cueva, y para que no nos aburriéramos, nadamos por debajo de esta catarata (izda), escalamos la roca hasta arriba y nos tiramos desde unos 6 o 7 metros. Nunca había saltado desde tan alto. Da una cosica en el cuerpo... Después caminas por una ruta, subiendo la montaña hasta que llegas a un mirador, desde donde se ven las pozas.



Y al bajar, nos dimos un merecido baño, entre pajaritos, pececitos y jungla tropical. Sobre las fotos... pocos comentarios.



Hay unas piedras que permiten cruzar y ver otra parte del río, donde el agua se mete por debajo de la roca y llega a la cueva. Ahí me tomé un bocatita, que a falta de jamón, fue de tortilla francesa picante. Así tengo la cara de colorá!


 Próxima parada: San Pedro la Laguna, en el Lago Atitlán


26 noviembre 2011

La Antigua Guatemala

Después de mucho pensarlo y recibir muchos consejos, me decidí por Guatemala para pasar un mes. Empezábamos fuerte, con un intento de voto por correo desde la T4 de Barajas, pero me dijeron que habían quitado la oficina de correos de ahí hacía poco, así que tiré el voto a la basura, literalmente, en cuanto llegué a Guate. Las últimas elecciones estaba en Brasil, no hay manera. No pasé por la capital más que para aterrizar. En cuanto pude huí hacia Antigua, la ex-capital. Ciudad colonial, muy bonita, ni demasiado pequeña ni demasiado grande, con gente afable, donde me quedé los primeros 5 días. Hace más de 30 años que es Patrimonio de la Humanidad, y la verdad es que sorprende, y sobre todo porque al llegar, ves que está rodeada de grandes volcanes. Aquí debajo tenéis la plaza central, vista desde el ayuntamiento y la vista del volcán de Agua desde el cerro de la cruz.


Pasé un par de veces por el mercado para encontrar algo de ropa, porque aquí hace fresquete por la noche, que es clima de montaña, pero la verdad es que mucha tienda y nada interesante. Digamos que aún no saben por aquí lo que son las modas.

Otro día fui con un par de coleguis del hostal de paseo por el monte. Fuimos al pueblito de San Cristóbal Bajo, cerca de Antigua, y andamos hasta que las piernas no daban más de si. Encontramos una casita con hamacas con buenas vistas y algunas plantas que parecen alienígenas a punto de abducirte.



Para mover un poco el culo, decidí subir el volcán más facilito de la zona, el Pacaya. Son 2550m de nada, y el tour salía a las 8 de la mañana. Está activo, aunque la lava pasa muy por debajo del suelo, así que no hay peligro. Hay agujeros de donde sale el vapor de agua y están muy calentitos. Y como en el 2010 hubo una fuerte erupción, se ven paisajes un poco marcianos de árboles que sobrevivieron y están volviendo a sacar brotes verdes. Los chicos del caballo gritaban "taxi" cada 10 minutos, para los turistas cansados. El paseo no te lleva al cráter (o doble cráter desde el año pasado), porque es muy complicado, pero te deja en un agujero caliente donde puedes cocinarte unos marshmallows :)



Quería añadir un inciso sobre los interiores de los edificios, porque las fachadas y lo que se ve en la calle es muy bonito, pero hay interiores impresionantes. Aquí dejo unas fotos. La primera es de un hostal, que son todos así de bonitos (y las entradas de las escuelas de español también), la segunda es de un telar y la tercera un hotel. Por cierto, mucha gente viene aquí a aprender español.



La noche antigüeña es bastante diferente a lo que estoy acostumbrado. Primero, el café No Sé, es de lo más original que he visto. A parte de las paredes pintadas con magníficas ideas como Percy el pingüino de la verdad (del que soy fan), hay cosas como una pequeña habitación con una puerta de 1m de alto en la que sólo sirven mezcal y la gente está super borracha.




Otra noche tuvimos la suerte de asistir a la inauguración de un bar cerca del No Sé, donde vimos espectáculo en vivo de danzas folklóricas argentinas y concierto en directo con mucha cumbia. Impresionante marcha por aquí, que empieza pronto porque a la 1am se cierran los bares, en teoría. Y digo en teoría porque se cierra la puerta pero todo el mundo sigue dentro. Incluso nos cambiamos de uno a otro después de la 1 con unos golpes en la puerta, que hacen que el portero confirme por la mirilla que no pareces un policía. Entonces entras.


El apartado de curiosidades de Guatemala puede ser larguísimo, pero intentaré resumirlo. Se ve de vez en cuando cosas como esta iglesia medio arruinada... que termina de arruinarse con un moderno campo de basket al lado (o quizás quieren convertir a los niños en arqueólogos a edades tempranas). La seguridad es muy regulera por aquí, aunque en Antigua es de los lugares más tranquilos. Aún así, podéis ver casi todas las tiendas como en la foto de la derecha, y ojo al cartel amarillo de arriba a la derecha!


 Hay muchas puertas que nos se sabe si son tiendas, casas, museos... no pone ningún cartel y hay que echarles un vistazo más de cerca para darse cuenta. La foto de la izquierda está clara, pero la del centro... medía menos de medio metro de ancho! Quizás es para alguna abuela maya, que son realmente chiquininas. Y la foto de la derecha es la más autoexplicativa... estuvieron así como 5 minutos, sin saber qué hacer :)



Próxima parada, Semuc Champey!